Seguridad alimentaria en la familia cafetera

Columna de opinión

Por:
Víctor Hugo Osorno Molina
Coordinador Programa de Medio Ambiente

La seguridad alimentaria como alguna vez la conocimos ya no se practica en la medida esperada en el campo, aun menos en las zonas cafeteras de nuestro país. Los tiempos en que las fincas tenían sus huertas, gallineros, estanques de peces, chiqueros etc., son cada vez menos comunes.

Pensando en esta falencia, el Programa de Medio Ambiente de la Federación de Cafeteros implementó, con la ayuda del Gobierno alemán, dentro del convenio llamado “SILVICULTURA COMO ALTERNATIVA DE PRODUCCIÓN EN LA ZONA MARGINAL DE LA REGIÓN CAFETERA”(KFW), entre el año 2007 y el año 2015, un ambicioso programa llamado SAN (Seguridad Alimentaria y Nutricional). El programa no se limitó solo a usar las áreas de renovación como zonas de cultivo de maíz y frijol; fue más allá y se implementaron huertas bajo cubierta, usando además muchos elementos que en la finca parecerían desechos. Además se abordó el tema desde tres aspectos: el social, el nutricional y el agronómico.

Además de las múltiples capacitaciones que se impartieron en ese periodo de tiempo, se enseñó a manejar las huertas con fertirriego y se impartieron recomendaciones de cómo alimentarse de una forma balanceada, sin dejar a un lado el entorno social de la familia y las relaciones interpersonales que en la misma se dan desde los diferentes roles. Todo el programa estuvo enmarcado en el concepto general de “Mercar en la Finca”.

Este programa terminó en 2015 con un balance muy positivo, en el cual se intervinieron 320 familias cuyo nivel de apropiación fue bueno y muchas de las cuales, aun hoy, mantienen la cultura de tener en su finca muchos de los productos que antes compraban en el pueblo.

Un programa de seguridad alimentaria debe tener al menos el componente de acompañamiento técnico. Tal y como ya está comprobado ampliamente por la Federación Nacional de Cafeteros, la apropiación de las técnicas, el manejo de las huertas y especies menores, solo se alcanzan con el acompañamiento constante desde la parte de extensión rural.

Desde mi punto de vista y de acuerdo con la experiencia adquirida en estos años, los proyectos de Seguridad Alimentaria ejecutados por diversas entidades y actores de las diferentes regiones, nunca tendrán la apropiación esperada de las comunidades, ya que el acompañamiento técnico es efímero y entregar semillas e insumos no es suficiente para garantizar sostenibilidad en el tiempo, ni la debida interiorización de los conceptos esperados con estos programas.